Los líderes de Canadá, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Japón se reunieron en Carbis Bay para dar pie a una cumbre del G7 que sin duda alguna marcará la historia. Este grupo élite, representa las siete economías democráticas más poderosas económica, política y militarmente.
La agenda de esta cumbre parecía ser encabezada por la pandemia y el cambio climático, sin embargo, fue China quien sin ser miembro de este grupo terminó convirtiéndose en la agenda misma. Desde hace décadas el presidente chino Xi Jinping, ha tenido la visión de impulsar un proyecto de infraestructura y mega inversión alrededor del mundo siguiendo la famosa “Ruta de la Seda” que conecta Asia con Europa. Dicha iniciativa conocida como “One Belt – One Road” busca crear una poderosa red de conectividad marítima, ferroviaria, terrestre y aérea para el dinamismo comercial. Hoy la estrategia ya integra a 70 países incluidos varios de Europa. Con este megaproyecto, el país asiático consolida su supremacía y podría llegar a dividir el viejo continente.
La iniciativa ha sido comparada con el “Plan Marshall” que en su momento fue un proyecto económico y político impulsado por Estados Unidos para reconfigurar sus relaciones con Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Los líderes chinos han negado que se trate de una estrategia geopolítica y defienden que es un proyecto más bien de cooperación económica; afirmación que los opositores niegan del megaproyecto, ya que no ve por los derechos humanos, laborales y de medio ambiente.
El fin de semana pasado, en el G7; el presidente EEUU Joe Biden, fue contundente con sus colegas europeos haciendo un llamado a impulsar un proyecto de infraestructura global llamado: “Build back better for the world” enfocado en países en desarrollo o de bajo ingreso; sin duda una contrapropuesta al proyecto que se ha venido desarrollando en Pekín.
La iniciativa estadounidense fue bien recibida por Canadá, Reino Unido y Francia, sin embargo, hubo discusiones entre los miembros en caso de que tuviese que haber enfrentamiento con China, el principal preocupado por este tema, fue Italia.
El proyecto chino “One Belt – One Road” entendió la situación geopolítica europea y logró colarse por el puerto más importante de Grecia, El Pireo. Este puerto tuvo que ser privatizado como recomendación de la Unión Europea tras la crisis griega y desde 2016 pasó a manos de una empresa China. Este es el primer gran puerto europeo después de cruzar el Canal de Suez, lo cual es clave en el comercio Asía – Europa.
Los chinos también tienen el ojo puesto en el puerto de Trieste de Italia, por dónde pasan 790,000 contenedores al año y prometen hacerlo crecer seis veces más. Dicho puerto es el centro del mediterráneo y justo frente a África, por lo que es un punto estratégico en el megaproyecto chino. Italia y China han afirmado ya acuerdos de cooperación y negociación que han alterado a Europa, ya que Italia es miembro de la Unión Europea, del G7 y también de la OTAN. Recordemos que Italia fue el primer país beneficiado por China para enfrentar la pandemia con la llamada “Ruta de la seda de la salud”.
El megaproyecto chino está entrando a Europa por distintos medios y canales. Por Serbia, Bosnia y Hungría a través de la red de metro de Belgrado, por Bosnia con inversiones centrales eléctricas de carbón, por Hungría con un fuerte aparato comercial, pero sobre todo con un gran proyecto ferroviario construido por China Railways que conectará Hungría con Serbia y en un futuro con la línea de El Pireo en Grecia, que se apoderará de la ruta comercial de Europa del Este y Central.
Tendremos que esperar a ver que propone el plan estadounidense “Build back better for the World” para México y América Latina. Mientras tanto en la guerra comercial está más involucrada la logística e infraestructura que las armas y los ejércitos. Una guerra que al parecer está enfocada en crear, desarrollar y ganar mercados.
Hoy Europa se debate entre mirar hacia oriente y aprovechar los recursos asiáticos para el desarrollo o seguir mirando a los valores de occidente. Recordemos que los proyectos económicos, no son proyectos de obras benéficas. Europa ha dejado de ser el centro del mundo desde el siglo XX y en caso de no impulsar una iniciativa, podría volver a ser el campo de batalla de potencias mundiales.
Andrew Rabens, director de diplomacia multilateral de la Casa Blanca nos comentó que durante la cumbre se trataron temas puntuales y de suma importancia como lo son el plan contra la pandemia en el que se entregará €1BN en dosis de vacunas efectivas, la revitalización de las economías por medio de empleos e inversión a la infraestructura, el seguro para la prosperidad del futuro por medio de intercambios más justos en el mercado, la protección del planeta aspirando a controlar el calentamiento global con el compromiso de NET ZERO para 2050 y protegiendo los océanos en su totalidad para 2030, así como el fortalecimiento de las sociedades globales tomando decisiones por medio de los valores del ser humano.
Para concluir, recordemos que, en México, el proyecto del tren México – Querétaro, que era considerado el primer tren de alta velocidad en América Latina, fue súbitamente cancelado a la empresa que había ganado el proyecto: China Railway.
“Build back better for the world” y “One Belt, One Road” son los dos megaproyectos globales para los próximos años.
¿Quién lo hará mejor?
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